Liberándote para reír otra vez
Puesto que somos libres para hacer cosas buenas, también somos libres para no hacerlas. Tenemos libertad para escoger erróneamente; ¡qué bien lo sabemos! Cuando eso sucede, experimentamos el summum de la miseria humana. Se llama adicción. Por extraño que parezca la adicción es la trágica consecuencia de la libertad… libertad incontrolada… libertad echada a perder.
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