Liberándote para reír otra vez

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Puesto que somos libres para hacer cosas buenas, también somos libres para no hacerlas. Tenemos libertad para escoger erróneamente; ¡qué bien lo sabemos! Cuando eso sucede, experimentamos el summum de la miseria humana. Se llama adicción. Por extraño que parezca la adicción es la trágica consecuencia de la libertad… libertad incontrolada… libertad echada a perder. 

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Puesto que somos libres para hacer cosas buenas, también somos libres para no hacerlas. Tenemos libertad para escoger erróneamente; ¡qué bien lo sabemos! Cuando eso sucede, experimentamos el summum de la miseria humana. Se llama adicción. Por extraño que parezca la adicción es la trágica consecuencia de la libertad… libertad incontrolada… libertad echada a perder. 

La más universal de  todas las adicciones

Es hora der específico. No tenemos ningún hábito tan cautivador que nos mantenga encadenados, lo mejor es que yo señale la mayor de todas las adicciones: la preocupación. ¡Los adictos a la ansiedad abundan!

El problema con la preocupación es que no parece ser tan dañina. Es algo como las primeras olfateadas de cocaína. Una persona puede saber en su interior que no es bueno, pero seguro que no es tan malo como algunos han querido hacerlo. Estúpida manera de pensar.

La palabra castellana preocupación viene del latín praeoccupatio, y el diccionario dice que es el juicio o primera impresión que hace una cosa en el ánimo de uno, de modo que estorba o incapacita para admitir o pensar con rectitud cierta cosa.    

Por nada se preocupen, oren por todo

¿Qué puede considerarse una preocupación? Cualquier cosa que drena tu tanque de gozo; algo que no puedas cambiar, algo de lo que no seas responsable, algo que esté fuera de tu alcance controlar, algo o alguien que te atemoriza o atormenta, te agita, te mantiene despierto cuando deberías estar durmiendo. Algo que deberías cambiar de la lista de preocupaciones para la lista de oraciones.

Vuelve a las palabras de Pablo a los filipenses. Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense! 5 Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto. 6 No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. 7 Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús (Fil. 4:4-7 NTV). Fijemos en nuestras mentes con claridad siete palabras. Estas siete palabras forman los cimientos del proceso terapéutico para todos los preocupados por nimiedades: Por nada se preocupen, oren por todo.

Rectificando nuestra perspectiva

  1. Alimenta tu mente con pensamientos positivos.
  • Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza (Fil. 4:8 NTV).
  1. Concentra tu atención en modelos alentadores.
  • No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice (Fil. 4:9a NTV).
  1. Encuentra al Dios de paz en cada circunstancia.
  • Entonces el Dios de paz estará con ustedes (Fil. 4:9b NTV).

No hay mayor desperdicio de nuestro tiempo ni mayor obstáculo a nuestro gozo que la preocupación.

Charles R. Swindoll

Extracto del cápitulo 12 del libro: «Sonreír Otra Vez: experimente el gozo rebosante» de Charles R. Swindoll.

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