Abrir los ojos y el corazón

Editorial Mayo - Christa Ponce
Y con esto me pregunto: ¿es posible que nosotros podamos ver y conocer a Jesús si no somos capaces de observar, amar, entender a otros y ver por lo que ellos están pasando? Creó que muchos de nosotros hemos pasado por momentos en la vida en los que nos sentimos devaluados, minimizados, ignorados como la mujer en el pasaje. Todos anhelamos ser observados, ser entendidos, ser reconocidos y ser amados.

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Cuando Gracia BookShop me invitó a poder compartir con ustedes, los amigos súper especiales de Gracia y Visión Para Vivir, con toda la confianza y seguridad acepte. Después dije “¿por qué acepté?”

Cómo diseñadora gráfica y mercadóloga, pero sobre todo como mujer ¿Qué puedo aportar que sea interesante, significativo, desafiante? ¿Y en especial a una comunidad de amigos tan cercanos?

Justo en el período en medio de aceptar la invitación y entregar el editorial tuve la oportunidad de asistir (virtualmente) a una conferencia anual de mujeres cristianas. Un tiempo dedicado 100% a mujeres, de todas las edades, de cualquier parte del mundo para estudiar la palabra de Dios y encontrar el significado y relevancia que tenemos mujeres a nivel personal, familiar, ministerio y en el mundo entero. ¡Y ahí hice clic! Esto es lo que debo compartir con la comunidad de Gracia. Me sacudió tanto y espero que también te sacuda a ti.

¿Sabes cuál es la diferencia de ver y observar?

Ver es la acción de percibir o conocer algo o alguien mediante el uso de la vista, pero observar es algo mucho más profundo. Para poder observar a alguien o algo, examinamos detenidamente a esa persona o a ese objeto, esto quiere decir que al observar prestamos atención cuidadosamente. Observar entonces una acción mucho más profunda y consciente.

Lucas 7:36-50 nos hace reflexionar sobre como Jesús nos ve y nos observa y como Él nos invita a observar a los demás. El pasaje narra un momento en el que Jesús visita la casa de Simón el fariseo y al sentarse a comer, una “mujer de mala vida” (vs 37) se arrodilla, llora a los pies de Jesús y los seca con sus cabellos.

Ahora bien, siguiendo esta narración podemos preguntarnos por qué esta mujer puede entrar a la casa y llegar hasta la mesa a lavar los pies de Jesús con sus propias lágrimas. ¿Es que ella ya era conocida en esta casa? Porque pensemos por un momento: si tenemos a un invitado que viene a comer a casa, ¿puede entrar cualquier persona en ese momento y ponerse a la mesa con nosotros? Esto sería muy raro, ¿no?

En el versículo 39 leemos también como el fariseo juzga a la mujer y al mismo tiempo juzga a Jesús: “Si este hombre fuera profeta, sabría qué tipo de mujer lo está tocando. ¡Es una pecadora!”. Jesús conoce el pensamiento del fariseo y lo confronta.

Lo que me impresiona de este pasaje es el versículo 44. Jesús ve a la mujer y de inmediato se dirige a Simón “Mira a esta mujer que está arrodillada aquí.” Jesús confronta a Simón con el hecho de que él ni siquiera ha visto a la mujer, no la ha observado, no ha tenido compasión por ella pero la ha juzgado. Su sentido de superioridad y prejuicios lo ciegan completamente de ver al mismo Jesús movido a compasión por esta mujer. Desde el inicio de esta escena, Simón está tan enfocado en cómo él ve la situación desde sus propios prejuicios, que se pierde por completo como Jesús observa a esta mujer y tiene compasión por ella.

Y con esto me pregunto: ¿es posible que nosotros podamos ver y conocer a Jesús si no somos capaces de observar, amar, entender a otros y ver por lo que ellos están pasando? Creó que muchos de nosotros hemos pasado por momentos en la vida en los que nos sentimos devaluados, minimizados, ignorados como la mujer en el pasaje. Todos anhelamos ser observados, ser entendidos, ser reconocidos y ser amados.

Es algo tan común hoy en día que en nuestra sociedad simplemente pasamos de largo ante tanta tragedia, tanto dolor, tantas personas que pueden estar pidiendo ser vistas y amadas. Nosotros lo vemos, pero jamás observamos más allá. Seguimos y pasamos de largo entonces sin realmente ver y entender la perspectiva de Dios y su plan para la vida de estas personas.

Necesitamos observar

Podemos enfocarnos tanto en nosotros mismos, en nuestros propios problemas, en nuestro pasado, en lo que otros nos han hecho que no nos damos cuenta como el mismo Jesús en su palabra nos está invitado a ver más allá. A observar el mundo alrededor nuestro, a aquellas personas que están en necesidad, que necesitan ser observadas, validadas y amadas. Él nos invita a observar a los demás con compasión.

Las nuevas generaciones están clamando por ser validadas, por sentir que importan, que son relevantes. Es nuestra responsabilidad movernos a compasión como el Señor Jesús y ver a estas mujeres que están a nuestro alrededor, empujarlas, respaldarlas.


¿Qué te está invitando el Señor a observar hoy? ¿Qué son esas cosas, quiénes son esas personas y comunidades que has visto pero debes tomarte el tiempo para abrir tu mente, corazón y observar?

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