¿Puede recordar algún día de «aguanieve gris «? Por supuesto que puede. Yo también puedo. (Para nosotros los pastores, caen usualmente el lunes). En tales días, las leyes de la justicia son desplazadas por la Ley de Murphy, “si algo puede salir mal, saldrá mal”.
Su sueño se disuelve en una pesadilla. Las grandes ilusiones toman una excursión a pie. Las buenas intenciones se pierden en una comedia de errores; solo que esta vez, nadie se ríe. Usted no levantó el vuelo; se desplomó. En lugar de «seguir adelante hacia arriba,» tiene ganas de decirle a Juan Bunyan, el autor del Progreso del Peregrino, que se mueva para que usted pueda deslizarse en el Fangal de Desánimo cerca del Castillo de la Duda, cuyo propietario fue el Gigante Desesperación. El desánimo es simplemente atroz.
Uno de los beneficios más grandes que podemos obtener de la Biblia es perspectiva. Cuando nos desanimamos, perdemos temporalmente nuestra perspectiva. Las cosas pequeñas llegan a ser enormes mamuts. Una irritación leve, como una piedra en el zapato, o un comentario crítico de un congregante, parece inmenso. La motivación es drenada y, lo peor de todo, es que la esperanza se marcha.
La Palabra de Dios está hecha a la medida para los días de «aguanieve gris». Envía un rayo de luz a través de la niebla. Señala tranquilidad cuando tememos que nunca lo lograremos. Tal perspectiva del panorama en general nos da un trasplante de esperanza, y dentro de un breve espacio de tiempo, nos escapamos de la desolación y del aburrimiento para levantar el vuelo nuevamente.
Dios tiene un objetivo principal en mente para nosotros: que tengamos esperanza. ¿Y qué nos lleva a tal objetivo? Dos cosas: perseverancia y ánimo provenientes de las Escrituras (lea Romanos 15:4). Nuevamente, el objetivo es la esperanza. Dios no ha diseñado una vida de desánimo para nosotros. Él desea que su gente viva en esperanza— ¡Especialmente aquellos de nosotros que predicamos acerca de la esperanza! Y Él dice que tal esperanza viene de la enseñanza de la Biblia.
“A fin de que alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza” (Romanos 15:4). Él nos promete esperanza—alivio del desánimo.
Si, está disponible.
Y podemos realmente mantenernos firmes en tiempos de desánimo si tan solo ponemos en práctica sus instrucciones. Sin importar que tan difícil pueda ser para usted creer, usted podrá caminar con confianza y sin resbalarse en esos días «grises de aguanieve». Aquel que da perseverancia y ánimo le acompañará por aquellos días difíciles, nunca le dejará tambalear.
El desánimo puede ser atroz, pero no es terminal.
—Chuck