A veces la adversidad es dura para el hombre; pero por cada hombre que pueda sobrellevar la prosperidad, hay cien que sobrellevarán la adversidad.
Thomas Carlyle
Abram le dijo a Lot: “No permitamos que este conflicto se interponga entre nosotros o entre los que cuidan nuestros animales. Después de todo, ¡somos parientes cercanos! Toda la región está a tu disposición. Escoge la parte de la tierra que prefieras, y nos separaremos”. Génesis 13:8-9
La mayoría de nosotros enfrenta la adversidad con la mejor actitud. Sin embargo, nuestros mejores colores se manifiestan cuando todo marcha bien. Es fácil llegar a ser arrogante, independiente, presuntuoso, codicioso y condescendiente en esos tiempos.
Abram volvió a Canaán con mayores riquezas de las que tenía cuando llegó de Ur. Génesis 13:2 lo describe como “muy rico”. La expresión hebrea literalmente significa “pesado”. Hoy nosotros diríamos que Abram estaba “forrado”. Antes él no había respondido bien a las dificultades. ¿Cómo se mostraría su integridad bajo el peso de la prosperidad? ¿Qué revelaría esta prueba divina acerca de su verdadero carácter?
Cuando Abram prosperó, su sobrino Lot también se benefició. No obstante, la prosperidad trajo sus propios desafíos. Las manadas y los rebaños cada vez más grandes requerían cada vez mayor cantidad de comida y de agua. Llegó el momento en que la vegetación y el agua fueron insuficientes para mantener a los animales de los dos hombres.
Abram podría haber llamado a Lot a su tienda y haberle dicho: “Mira, yo soy mayor que tú y tú eres mi sobrino. Además, Dios me dio esta tierra mí, no a ti. Así que toma tus rebaños, tus manadas y tus tiendas, ¡Y vete a buscar tu propia tierra en otro lugar!”. Sin embargo, eso no fue lo que hizo Abram.
En primer lugar, Abram afirmó la relación de los dos y expresó su deseo de preservar la armonía entre ellos. En lugar de hacerle ver su autoridad, se convirtió en su mentor. Manifestando gracia, trató a Lot como a una persona igual a él. Luego le propuso una solución que puso a Lot en control de su destino. Ese fue un hecho generoso de parte de Abram. En su creciente fe en Dios, él pasó la prueba de la prosperidad.
REFLEXIONA
¿En qué o en quién confías para tus necesidades? ¿Confías en tu propia lógica o en tu perspicacia para los negocios, o aceptas lo que Dios elige proveerte?
La avaricia provoca pleitos; confiar en el SEÑOR resulta en la prosperidad.
Proverbios 28:25
Adquiere tu copia de Fe para el camino aquí.
Fotografía: Jose Llamas on Unsplash