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Tres días antes de Navidad, una joven pareja se retira por la noche en habitaciones separadas para cuidar a sus inquietos niños pequeños. Esa noche, en un sueño, el esposo ve a una mujer detrás de sus hijos.

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Como José era descendiente del rey David, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de David.  Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea. Llevó consigo a María, su prometida, cuyo embarazo ya estaba avanzado  
Lc. 2:4-5 NTV

El nacimiento de Jesús ofrece una certeza prometida en medio de nuestros tiempos de duda. Todos hemos tenido que enfrentar el impacto repentino y duradero del COVID-19. La cultura ha sido desafiada legítimamente a través de conversaciones elevadas sobre la raza, pero estamos más divididos que nunca. Nuestra política, economía y sociedad parecen dudosas e inestables. Personalmente, podríamos haber experimentado problemas relacionados con la salud, las finanzas o la familia.


Pero la historia de Navidad de Lucas nos llama a hacer una pausa y profundizar nuestra seguridad en una verdad creíble y estable. Lucas comenzó la historia de Navidad con José y María de camino a Belén en respuesta al censo ordenado por César Augusto. Sin embargo, para Lucas, esto no se trataba solo de un censo. Se trataba de establecer un lugar, Belén, para afirmar aún más que el Niño de María representaba el plan salvífico de Dios para toda la humanidad.


Dentro de sus escritos, Lucas destacó el linaje y el lugar de nacimiento de Jesús. Por ejemplo, en Lucas 1:32-33 el ángel Gabriel anunció que el hijo de María recibiría el trono de Su antepasado David y reinaría para siempre, una expresión de cumplimiento de 2 Samuel 7:12-16. Lucas presentó a José como de la casa de David en el versículo 1:27, y en Lucas 2:3-4 vemos que Lucas menciona el viaje de José a Belén con María porque era de la casa y linaje de David. Lucas comenzó a propósito la historia de la Navidad localizando específicamente la escena en Belén, el lugar de nacimiento esperado del gobernante según Miqueas 5:2. En todo esto, Lucas ancló firmemente a Jesús en la casa y el linaje de David, asegurándolo a Él, nuestro Salvador, como Aquel profetizado que cumpliría las promesas redentoras de Dios a Su pueblo.


Todo el mundo puede agitarse a nuestro alrededor y, en ocasiones, nuestras vidas pueden verse sacudidas. Pero, a medida que nos acercamos a la Navidad, tengamos en cuenta cómo Lucas inició nuestra invitación a la historia de la Navidad. El viaje del censo de José y María promueve nuestra certeza de que el Nacido en Belén es sin lugar a dudas nuestro Salvador prometido, una verdad firme para abrazar sin importar los tiempos.

El Nacido en Belén es sin lugar a dudas nuestro Salvador prometido, una verdad firme para abrazar sin importar los tiempos.

Fotografía post: Jad Limcaco

Fotografía Dr. Michael A. Ortiz: voice.dts.edu

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