Hacemos avanzar la cinta a alta velocidad por casi cuarenta y cinco años hasta Josué 14. La nueva generación siguió a Josué, el nuevo líder de Israel después de Moisés, a la tierra y la había conquistado. La nación había destruido la capacidad de las ciudades de Canaán para unir sus fuerzas y derrotar a Israel, pero la tarea distaba mucho de estar terminada. Cualquier buen estratega militar le dirá que la única tarea más difícil que conquistar un territorio es ocuparlo. El plan era dividir la Tierra Prometida entre las tribus, y dejar que cada tribu derrotara al enemigo que vivía en su porción y los desplazara.
Cuando llegó el tiempo para que la tribu de Judá reclamara su heredad, Caleb pasó al frente con un discurso intrépido. Al leer sus palabras, tenga presente lo que él acababa de aguantar las últimas cuatro décadas. Fue obligado a sufrir el mismo castigo como los diez espías infieles, aunque él y el nuevo líder, Josué, habían confiado en Dios. Aunque fue tan fiel como Josué en Cades-barnea, Caleb se pierde de la escena pública mientras Josué llegó a ser el sucesor de Moisés escogido por Dios. Por cuarenta años Caleb excavó las tumbas de sus compañeros, funeral tras funeral, viéndolos morir. ¿Cuántos?, me pregunto. El número debe haber sido múltiples miles. Luego, después de cuarenta y cinco años de fidelidad, él se acerca a Josué con las siguientes palabras:
Uno no puede menos que querer a este hombre. Este no es un discurso egoísta, tipo «dame lo que es mío o si no, ya verás». Él no estaba pidiendo un hogar de jubilación; ¡esperaba un nuevo reto! Este es el mismo corazón valiente que cuarenta y cinco años antes dijo: «Debemos por todos los medios subir y tomar posesión de la tierra, porque con certeza los venceremos». No dé por sentado que su entusiasmo fue resultado de una inclinación genética hacía la búsqueda imprudente de emociones o que él era sobre humano. Unas pocas observaciones en su discurso revelarán algunas cualidades importantes en Caleb que contribuyeron a su actitud; cualidades que podemos hacerlas nuestras.
Extractado de Enfrente la Vida con Buena Actitud de Charles R. Swindoll. (Cupertino, California, Editorial DIME , 2013)
Fotografía: Guillermo de Manuel en Unsplash