«La misericordia de Dios llega a la Puerta de nuestro corazón montada en el caballo negro de la aflicción».
Charles Spurgeon
En aquel tiempo, un hambre terrible azotó a tierra de Canaán y obligó a Abram a descender a Egipto… Al acercarse a la frontera de Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: “Mira, tú eres una mujer hermosa. Cuando los egipcios te vean, dirán: “Ella es su esposa. ¡Matémoslo y entonces podremos tomarla!”. Así que, por favor, diles que eres mi hermana”. Génesis 12:10-13
Para Abram, esta época de hambre representó una prueba muy grande. Aunque Dios no fue quien causó esa hambruna, por cierto, que la usó como un instrumento en el desarrollo de la fe de Abram.
Tú puedes esperar más de una prueba divina en el camino de su fe, pero Dios no usa las circunstancias difíciles para averiguar lo que vamos a hacer. Él nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Él usa las pruebas para que nos veamos ¡tal como somos! A menudo Dios usa las pruebas para mostrarnos en qué esferas necesitamos mejorar.
Una prueba divina por lo general expone lo que podríamos llamar nuestra respuesta “automática” ante una crisis. Comienza como un reflejo del instinto de conservación. Con el tiempo, aprendemos a responder ante el estrés con una agilidad de expertos sin siquiera pensar. Antes de darnos cuenta, nuestro mecanismo de defensa totalmente desarrollado asume el mando y nos impide confiar en Dios. Para Abram, este mecanismo fue el engaño. En el caso de que tu ahora mismo te estés sintiendo superior o pienses que nunca mentirías de la forma en que mintió Abram, permíteme ofrecerte una advertencia que nos hacen las Escrituras: “Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer. Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan” (1 Corintios 10:12-13). Nadie se despierta en la mañana con un plan espectacular organizado para fallar moralmente. Frecuentemente, nuestros días comienzan con las mejores intenciones y entonces llega una crisis. Se presenta algo que desafía nuestra fe. Enseguida, respondemos automáticamente y el cerebro solo piensa en dirección horizontal.
REFLEXIONA
Cuando tu fe es puesta a prueba, ¿cuál es tu respuesta instintiva? Pídele a Dios que te ayude a confiar en Él en lugar de fiarte de su mecanismo usual de enfrentar los problemas.
Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Deuteronomio 6:5—6
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Fotografía: Pelipoer Lara