«Dios es Dios. Debido a que Él es Dios, es merecedor de mi confianza y obediencia. Encontraré descanso solo en Su santa voluntad, una voluntad que no se puede explicar con palabras y que va mucho más allá de la noción más amplia que tengo de lo que Él va a hacer».
Elisabeth Elliot
(Abram) tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones -sus animales y todas las personas que había incorporado a los de su casa en Harán- y se dirigió a la tierra de Canaán. Génesis 12:5
Después de haber pasado la mayor parte de su vida -tal vez desde su nacimiento- en Ur de los caldeos, Abram recibió las instrucciones de Dios de que fuera a un lugar que Dios le iba a revelar más tarde. Lamentablemente, él no respondió con obediencia total, sino que obedeció solamente en parte. Cuando salió de Ur, Abram llevó consigo a su padre, Taré, y a su sobrino Lot.
Abram se trasladaba en la dirección general de Canaán -la tierra que Dios le había prometido- pero al principio solamente llegó hasta Harán. El texto no dice específicamente por qué se detuvieron allí, pero yo tengo una teoría. Sin, el dios luna a quien adoraba la familia de Abram, tenía dos lugares principales de adoración: Ur de los caldeos y Harán. No sería difícil imaginarse que el padre de Abram, un devoto de hueso colorado del dios luna, no se podía apartar con facilidad del santuario de esa deidad en Harán. Cuando el padre de Abram decidió prolongar su estadía en Harán, Abram debió de haberle dicho adiós a su padre y proseguir su camino a Canaán.
Abram también permitió que su sobrino Lot se acoplara al grupo, posiblemente porque la veía como un posible heredero, puesto que no tenía un hijo propio. No obstante, a medida que la historia progresa, Lot prueba ser una distracción mucho mayor que el padre de Abram. De hecho, le hizo peligrar la vida.
Si tu sabes lo que Dios quiere que hagas, la obediencia no es complicada. Puede ser difícil, pero no es complicada. No esperes más para que todos los detalles caigan en su lugar. El Señor te ha dado una oportunidad de crecer en la fe. Él quiere que tu confíes en Su cuidado fiel y en Su poder inagotable. Ha llegado el tiempo de obedecer. Ahora… ¡ve!
Reflexiona
¿Hay algo que sabes que Dios te ha llamado a hacer, pero estás respondiendo con una obediencia parcial?
¿Cuál es el paso que puedes dar hoy para llegar a la obediencia total?
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego.
Deuteronomio 6:5—6
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Fotografía: Daria Shevtsova