«Nunca tengas temor de confiar en un futuro desconocido a un Dios conocido».
Corrie Ten Boom
El llamado de Dios a Abram comenzó con una orden categórica, un mandamiento claro. Dios le dijo que dejara el lugar donde vivía y que se fuera a una tierra que Él le iba a mostrar… más tarde. Para recibir las bendiciones prometidas, Abram tenía que dejar atrás todas las cosas en las que confiaba para su seguridad y provisión: su tierra natal y sus parientes, y confiar en que Dios cumpliría lo que le había prometido hacer. El llamado que recibió de ser un nómada para el Señor fue un llamado a la acción, a ir, a dejar lo que le resultaba cómodo y habitual.
Ponte por un momento en el lugar de Abram. Tu tienes unos sesenta y cinco años de edad y tu esposa tiene alrededor de sesenta y cinco años. Has vivido en el mismo lugar toda tu vida. Te has establecido en una ciudad que te es conocida con una familia y con una comunicad que conoces desde tu nacimiento. De pronto, el Señor se te aparece en una manifestación que no puedes negar que es auténtica y sobrenatural, Él te dice que empaques todas tus cosas y que te pongas en un camino a un lugar que todavía no te ha revelado.
Todo lo que somos se retrae de efectuar grandes cambios sin un plan específico. La mayoría de nosotros necesita ver dónde vamos a caer antes de dar el salto. No obstante, Dios llamó a Abram para obedecer Su llamado sin proporcionarle información completa. Abram no sabía a dónde iba, así que no podía confiar en un plan bien diseñado y de largo alcance. Sin embargo, el Señor le dio a Abram suficiente información como para tomar una decisión sensata.
Cuando Abram se encontró con el Señor supo que Dios era real. El eco innegable de la voz de Dios no le dejó lugar para las dudas. Aunque sus vecinos pensaban que se había vuelto loco, Abram tenía buenas razones para confiar en Dios, a pesar de que no conocía cada uno de los detalles del plan.
Reflexiona
¿Te ha llamado alguna vez el Señor sin darte todos los detalles de antemano?
¿Qué es lo que te ayuda a confiar en Dios, aún cuándo tú no tienes toda la información?
En Dios confío, ¿por qué habría de tener miedo?
Salmo 56:4
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