En la Biblia podemos ver que Dios tiene diferentes atributos, algunos son incomunicables y otros son comunicables, es decir los atributos incomunicables de Dios son aquellos que el ser humano no puede tener, como por ejemplo la omnipresencia de Dios. Los atributos comunicables son aquellos que el ser humano si puede tener, como por ejemplo la bondad, el amor, la paciencia.
En Éxodo 34:6 vemos como Dios se presenta ante Moisés cuando le manda a escribir las tablas de la Ley por segunda vez. Dios se presenta como un Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad. Estos atributos de Dios son dignos de adorar y hoy quiero enfocarme en las palabras “grande en amor”. La palabra amor aquí es la traducción de la palabra hebrea Hesed. Esta palabra describe el amor de Dios y aparece más de 249 veces en el Antiguo Testamento, siendo en el libro de Salmos donde más aparece. A los traductores de las diferentes versiones les ha costado ponerse de acuerdo en la traducción de esta palabra ya que es muy amplia y se podría traducir de estas maneras: gran amor, misericordia, amor leal, bondad inquebrantable, amor que permanece firme. A lo largo del Antiguo Testamento algunos escritores fueron reconociendo este amor de Dios, veamos algunos:
David: En varios salmos David escribe acerca del amor de Dios, pero quiero mencionar que en el Salmo 86:15, reconoce que Dios por su gran amor es lento para la ira. Es el amor de Dios quien nos perdona y no nos hace pagar conforme a nuestras obras.
Moisés: En su oración descrita en el Salmo 90, Moisés clama por que Dios le sacie de ese amor por la mañana. Es ese amor de Dios el que nos da una razón para vivir cada día.
Etán: Este personaje no es muy conocido para nosotros, pero Etán el ezraíta era un músico y su sabiduría fue comparada con la de Salomón. Etán es el autor del Salmo 89 y en este escribe “Por siempre cantaré la grandeza de tu amor”. Etán nos recuerda que el fiel amor de Dios es digno de adoración y que todos los días debemos de vivir agradecidos de su amor que perdura para siempre.
Descansemos en el amor leal de Dios.