Cuando vivimos de manera apasionada, cuando nuestros actos reflejan el amor de Dios, cuando nuestra convicción esta cimentada en Dios existe una latente pasión en nuestro corazón. Descubrir lo que realmente nos apasiona no es una tarea fácil, pero estamos seguros de que al encontrarla disfrutaremos nuestra vida y bendeciremos la vida de otros, cumpliendo el llamado específico al que hemos sido llamadas.
Pam Farrel en su libro 10 características esenciales de una mujer de influencia nos describe que la pasión es como un búmeran de amor. Cuando vives tu pasión dada por Dios, Él devolverá bendiciones a tu propio corazón, tu vida y tu familia. Debemos buscar a Dios, quien planta la semilla de la pasión en nuestros corazones. Cuando tratamos de estar íntimamente relacionadas con Él, Dios utilizará los deseos de nuestro corazón, las circunstancias de nuestra vida y su Palabra confirmadora para revelar y consolidar nuestra pasión.
Un corazón apasionado por Dios puede ser determinante. Así es como nace la pasión. Dios te llama y dice: “Mira. Esta es una necesidad”. Tú ves la necesidad, sabes que puedes satisfacerla y, en lo más profundo de tu corazón, sabes que tu vida no volverá a ser igual. Un llamado apasionado ocurre cuando la mayor necesidad del mundo se adapta a tu deseo profundo y se acopla con el poder infinito de Dios.
La pasión es un don de Dios para fortalecerte: es motivación pura enviada por medios puros para lograr resultados puros que glorificarán a Dios y suplirán las necesidades de la gente. El método de un corazón apasionado puede cambiar o adaptarse con el tiempo, pero la pasión permanece constante.
Una vida apasionada nos debe motivar a una acción. Si tienes pasión por algo, amas hacerlo. Si quieres ser bueno en algo, tienes que hacerlo con pasión. Cuando observamos a nuestro alrededor vemos que toda la creación nos habla de un Dios de detalles que transmiten Su pasión. Cada diseño en las montañas, en las aves, las flores, los amaneceres o atardeceres nos hablan de un Dios apasionado que ha creado y sigue creando cada día.
Esa misma oportunidad tenemos nosotros como sus hijos. Una pasión implantada en nuestro corazón nos llevará a sembrar actos de amor hacia otros, nos permitirá canalizar el amor a través de nuestras acciones y motivaciones. Un corazón impulsado con una fuerte pasión puede alcanzar resultados sorprendentes y sobre todo conducirnos hacia una vida que camina tomada de la mano de Dios.
Cómo puedes descubrir tu pasión:
- Reflexiona cómo Dios te ha utilizado para bendecir o edificar a otros.
- Pregunta a algún conocido acerca de cómo les has ayudado y aportado a sus vidas.
- Lleva tu lista a Dios. Pídele que te muestre para que causa debes vivir. Confíale la pasión de tu corazón. Has esta sencilla pero poderosa oración: “Señor apasiona mi corazón”. Luego observa y ve qué oportunidades emocionantes Dios desarrollará en tu camino.