José tuvo un plan novedoso, algo que nunca se había hecho antes. «Para que la tierra produzca, tenemos que ocupar toda esta tierra», dijo. Antes de esto se habían establecido solo en algunas regiones muy pobladas. Esos lugares representaban sus casas, sus trabajos, sus granjas, sus comunidades. Se les pidió que entregaran todo esto, lo cual requirió una gran operación de venta y mucho trabajo de convencimiento. Pero José manejó bien el asunto, y esparció a la gente por todo Egipto.
El liderazgo demanda ensanchar la creatividad. Si tu eres un líder, de vez en cuando se encontrará con un muro imponente, intimidante, y por lo general alto y resbaladizo. Tu no puedes atravesarlo ni treparlo, ni ver lo que hay alrededor de él. ¡Entonces es cuando el asunto se vuelve emocionante! Es allí cuando los jugos de la innovación comienzan a fluir, y tu comienzas a pensar en las posibles maneras de ir más allá de ese muro. La innovación y la creatividad (para no mencionar el esfuerzo) van juntas, determinadas a encontrar una respuesta y una salida.
El plan más innovador y creativo
Jesucristo llevó a cabo el plan más innovador y creativo que este mundo jamás conocerá. Desde el nacimiento virginal y la resurrección hasta la segunda venida de Cristo, el plan del Todopoderoso está lleno de innovación y de creatividad. Eso jamás se había hecho antes, ni nunca más se volverá a hacer otra vez. Fue un plan maestro de una vez por todas que solo el Creador pudo concebir.
Lo que hizo con José el Padre celestial, es lo mismo que hace con nosotros. En su plan para la vida, él no pasa por alto el pecado del hombre, sino que se ocupa del mismo. Se ocupa de los grandes interrogantes de la vida. No de preguntas tales como: ¿Cómo me gano la vida?, sino ¿cómo me ganaré la vida eterna? No de ¿cómo paso mi tiempo?, sino de ¿cómo voy a pasar la eternidad? Y no tanto de ¿cómo me llevo con la persona que tengo al lado?, sino de, finalmente, ¿cómo me llevo con Dios? Si podemos responder correctamente las preguntas difíciles, todas las demás no ofrecerán ninguna dificultad.
Que podamos ser modelos de dedicación, honestidad, compasión y creatividad. Que nuestro trabajo ser una prolongación de nuestra integridad. Y que cada uno de nosotros que lleva el nombre de Cristo como nuestro Señor pueda ser una influencia positiva para todos los que nos rodean. Que seamos representantes y embajadores fieles de aquel que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.